Por Sammy Guerra Bermúdez / Colegio Cumbres Medellín
Ser una institución que responda a las exigencias educativas del siglo XXI implica preguntarse por el modelo educativo que direcciona nuestros establecimientos, por la calidad de la educación, y por el acceso y la trascendencia que tienen nuestros estudiantes frente a los aprendizajes que les ofrecemos. Enmarcados en esta perspectiva, en el 2103, como Colegio Cumbres, tomamos la decisión de abrir nuestras puertas a AdvancED, institución que se dedica a la acreditación de establecimientos educativos y a la promoción de la excelencia educativa por medio de estándares internacionales definidos para evaluar la calidad en la educación.
Esta apertura significó en un primer momento, mirar si nuestro colegio cumplía con los requerimientos para postularnos como candidatos a la acreditación, para lo cual contamos con la visita de un funcionario de AdvancED, quien se encargó de dar el visto bueno para nuestra postulación. Una vez ya aceptada, iniciamos un camino hacia la autoevaluación en aspectos tan esenciales que tenían como referencia cinco estándares que se articulaban en procesos como: (1) propósito y dirección, (2) administración y liderazgo, (3) enseñanza y evaluación del aprendizaje, (4) recursos y sistemas de apoyo y (5) uso de resultados para el mejoramiento continuo. Estos estándares también agrupaban una serie de indicadores enfocados específicamente a aspectos relacionados con el propósito de nuestro proyecto educativo, el aprendizaje de los alumnos, nuestra metodología, la planificación, la forma de evaluar, la formación de nuestros docentes y la comunicación con las familias. Todo ello como el conjunto de requerimientos propuestos por la entidad para poder recibir la acreditación.
Como resultado de la visita y del estudio que el equipo evaluador de AdvancED realizó a nuestra institución, obtuvimos la acreditación, acompañada de algunos reconocimientos, pero también de recomendaciones que se convirtieron en nuevos retos, como la elaboración de un plan estratégico que nos brindara la posibilidad de mejorar continuamente y de dar el paso al hacer, puesto que, como institución, somos conscientes de que las buenas intenciones no son suficientes; es necesario y pertinente demostrar en la práctica la implementación de políticas acordes que no solo nos lleven a mejorar sino a evaluar cada uno de nuestros procesos de formación.
La creación de un plan estratégico y de mejora nos ha llevado a repensar nuestro quehacer; es decir, tener claro cuál es nuestro propósito, cuál es el colegio que queremos, para qué educamos; volver la mirada sobre nuestros docentes, en relación a su saber disciplinar, a su enseñanza, a sus estrategias, a sus fortalezas, a lo que los mueve y los hace ser formadores. También frente a nuestros estudiantes: cómo aprenden, qué les interesa, qué necesitan, cómo evaluarlos, qué les exige el mundo actual, qué impacto tiene la tecnología y las nuevas herramientas para el aprendizaje.
Estos cuestionamientos han significado transcender nuestro ámbito educativo, salir de nuestra zona de certeza, reconocer nuestras limitaciones, pero también nos ha convocado a sentir que las cosas se pueden hacer mejor de lo que ya lo estamos haciendo. Somos conscientes de que es un proceso que va de la mano del factor tiempo. Sin embargo, dar los primeros pasos e impactar los procesos de enseñanza y aprendizaje desde la planeación (teniendo como base las múltiples inteligencias) hasta nuestro sistema de evaluación (conocer cada uno de los logros, progresos y aprendizajes de nuestro estudiantes) ha sido nuestra apuesta a corto plazo, lo que ha llevado de la mano a capacitar a los docentes, a hacer nuestro currículo más pertinente, a contextualizar nuestra pedagogía y a proyectarnos al futuro como un sistema educativo que responde a las exigencias del mundo actual.
Pensar que esta proyección puede ser un presente cercano nos alienta a imaginarnos que lo que estamos viviendo puede ser replicado a la realidad de otras instituciones educativas, con la intención de que la educación de nuestro país pueda encontrar un mismo horizonte, el cual vaya encaminado a optimizar el proceso de enseñanza y así hacer más cualificable el aprendizaje de los estudiantes, aspirando a formar seres humanos innovadores, críticos, con capacidad de poner en práctica lo aprendido, de trabajar en equipo, de ser líderes positivos, de ser partícipes y constructores del bienestar de nuestra sociedad.
“Con la acreditación internacional AdvancEd creo que nuestro colegio ha aumentado la gestión que realizan los profesores. Es mucho más organizada; la manera de evaluar también es más eficiente y ha mejorado la exigencia haciendo que los alumnos tengan mejor calidad académica” (estudiante grado 12).